Fabiana Romero -56- es técnica y jugadora del equipo jujeño Las Garras. Arrancó hace siete años en mixtos y femeninos. “Cuando empecé a explorar de qué se trataba, me invitaron, entré a la cancha y me gustó”, explicó para graficar cómo fue ese amor a primera vista con el Newcom.
Como tantos jugadores que se distribuyen a lo largo y a lo ancho de la Argentina, Fabiana resumió que este “deporte vino a hacernos feliz” y, tal es la adrenalina que produce, que en su grupo se volvieron muy adictos a los entrenamientos y están en movimiento de lunes a lunes. Además, si el juego en sí mismo les resulta divertido, compartir charlas en equipo es gratificante para todos.
La jujeña, que antes estuvo al frente de un restaurante y trabajó como modista, entrena un equipo en Río Blanco, lunes y miércoles, y a Las Garras, lunes, miércoles y viernes. En San Salvador de Jujuy hay 17 equipos y Fabiana también es árbitro en mucho de los encuentros.
También se dio algo que es muy usual en distintas ciudades y es que los equipos se fueron dividiendo por diferentes cuestiones como, por ejemplo, los que aspiran a ser más competitivos que recreativos. Por caso, de Las Garras se desprendieron tres equipos.
”La competencia lleva a buscar más y también tiene su peso la personalidad de cada uno; nosotros arrancamos un equipo recreativo y ya somos competitivos y participamos de torneos”, señaló la técnica.
Los jugadores fueron conociendo sus habilidades y los estimuló viajar para jugar torneos en diferentes provincias. Así visitaron Córdoba, Mendoza, San Luis y el Sur.
”El torneo Celebra la Vida, en Córdoba, fue el primero después de la pandemia, intervinieron 60 equipos y nos impulsó a entrenarnos más para mejorar el nivel”, aseguró Fabiana y acotó que lograron el segundo lugar en el femenino. Otra Liga que es muy convocante es la del NOA en Tucumán con 40 equipos en juego.
Entre los desafíos del equipo, remarcó que les cuesta conseguir jugadores altos para definir puntos y que, al principio, se tuvo que desmitificar la idea de que la mujer tenía que trabajar para el varón, que solo defendía pero no atacaba.
“Yo me permitía atacar y decía nosotras también podemos, ahora los compañeros nos tiran y nos buscan. Si estamos en la cancha somos una jugadora más, lo importante es entrar con actitud”, relató la técnica.
Entre las anécdotas del Newcom, recordó el día en el que le faltaba un jugador, reclutó a su inexperto esposo, por ese entonces con 49 años, y un rival de 80 le convirtió 4 tantos seguidos. “Él creía que era algo fácil de jugar y ahí se dio cuenta de que no era tan así, ahora es un buen jugador, es alentador que la familia se sume”, dijo.
Para muchos es toda una sorpresa que bordeando los 50/60 años se pueda compartir un juego de manera familiar. “Doy charlas, enseñamos el deporte; lo valioso es que el adulto deje de estar encerrado y descubra que hay una vida hermosa que nos hace sentir como si tuviéramos 17 años”, concluyó.